BLOG DE LA CONSULTORA

Chi Square

Informe económico del mes de Mayo pasado-Publicación Junio.

Las recientes noticias sobre los reclamos salariales arrojan un pedido promedio circa a 30%. Producto de la inercia inflacionaria de los últimos años y considerando que, a los salarios nominales de los de los sectores formales, informales y pobres les quedan aún un recorrido del 23%, 52%, y 46% para alcanzar el nivel de salario en dólares de 2001, para fin de este año los trabajadores formales tendrán un nivel salarial equivalente/superior al salario en dólares pre-crisis. Y si bien los aumentos para informales y pobres aun no son suficientes para alcanzar los niveles de la convertibilidad, de continuar la tendencia, para el 2011 podrían encontrarse cerca.

¿Cuál es la historia detrás de esta historia? ¿Sera el mejor lema de campaña “crecemos a tasas Chinas pero con los salarios de la convertibilidad”?

El periodo blanco: 2002-2006.

Los efectos de la maxi-devaluación (2002) tuvieron efectos reales sobre el mercado de trabajo y fue durante este periodo que los salarios nominales del sector formal, informal y pobres crecieron respectivamente 73%, 27% y 52%. Así las cosas, el ingreso de los sectores más bajos fue el segundo mayor beneficiado, aunque al ser los formales los que mejor pudieron acomodarse ante la puja salarial, existió cierta regresividad dentro de la pirámide salarial.

Esto se vuelve más evidente si deflactamos por el índice de precios al consumidor. Tomando como punta el primer mes del 2002 y el primer mes del 2006, los precios crecieron alrededor del 65%. Esto muestra que para fin del periodo, los únicos que lograron obtener un salario real más alto fueron los trabajadores formales, esto es, los que pudieron ganarle a la inflación, mientras que los informales y pobres quedaron con un salario real más bajo en comparación al inicio del periodo, en el 2002.

Dicho esto, fue durante este periodo que la mayoría de los indicadores sociales mejoraron, en particular, la pobreza descendió desde un 60% hasta un 25%.

¿Cómo fue esto posible? Seguida la devaluación y su efecto sobre salarios reales más bajos (que puede observarse a través del tipo de cambio real depreciado), existió un aumento en la demanda de trabajo en aquellos sectores de la economía más sensibles a variaciones en el tipo de cambio tales como exportables y sustitución de importaciones. Luego, el efecto multiplicador de estos sobre el resto de los sectores más abocados al mercado interno, generaron en su totalidad un aumento en la demanda agregada de trabajo, que al encontrar un exceso de oferta de mano de obra disponible, iniciaron un proceso de recuperación integral sin poner presiones considerables sobre el salario laboral.

Esta tendencia, se vio parcialmente interrumpida a principios del 2007, periodo en que la economía se acercó a su producto potencial y momento en el cual la inflación aceleró notablemente su crecimiento, lo cual nos lleva a una segunda etapa de análisis.

El periodo gris: 2006-2009.

La figura 2 muestra que, entre otras cosas, los salarios del sector formal, informal, y pobre crecieron entre el 2006-2009 un 79%, 97%, 72% muy superior al crecimiento del periodo previo (2002-2006) y logrando una mayor tasa en el sector informal. Estos valores habilitaron un pequeño crecimiento en el salario real, si se contempla una inflación acumulada para todo el periodo entorno al 75%-77%.

Si bien, y como demuestran estos datos, durante el periodo en cuestión el sector que no le pudo ganar a la inflación solo fue el pobre (un aumento de salario del 72% versus un aumento de precios del 75%) las diferencias son significativamente más pequeñas de lo argumentado por otras voces. Es precisamente por esto, que la hipótesis de una economía dual donde los sectores postergados sean los más perjudicados por el proceso inflacionario actual no es necesariamente cierta y es lo que demuestran estos datos.

No obstante, fue también durante este periodo que la pobreza no continuó con su tendencia descendente sino que inclusive, aumentó entre unos 3.5%-4.5%. Es curioso, entonces, que para una economía que mantuvo en mayor o menor medida el poder adquisitivo de su masa salarial y que creció en términos reales un acumulado del orden de 14%-16%, con gasto publico creciendo al 30% anual y con políticas fiscales redistributivas (ingreso universal), la pobreza no solo haya disminuido sino también aumentado algunos puntos.

Una posible explicación tal vez se pueda encontrar dentro de la estructura del mercado laboral. Desde el 2006 en adelante, la tasa de desempleo rondó +- 7.5%-9.0%. Esto es, a diferencia del primer periodo 2002-2006 que fue trabajo intensiva, en la segunda etapa el empleo mejoró poco o nada. Posiblemente porque la mano de obra se encareció relativamente al capital y porque la economía se encontró en reiteradas ocasiones con los límites de producción, siempre muy cerca de su producto potencial (zona sustancialmente sensible a los aumentos de precios) no hubo manera de continuar con el crecimiento del empleo a causa del crecimiento económico (como fue en la etapa anterior).

Pareciera ser que si bien los salarios medidos en dólares se encuentran cada vez más cerca de los valores de la convertibilidad, y que además, tanto los formales, informes y pobres, han aprendido a crecer en términos similares a la inflación (jugando un bis a bis de causas y efectos), uno de los puntos elementales para el desarrollo económico (pobreza) continua demandando de alguna otra política pública más compleja para su solución.

Volviendo al tema salarial y mirando la coyuntura actual, observamos un crecimiento parejo entre salarios e inflación esperada. Quedará por ver como este esquema puede convivir en un escenario de dólar quieto donde las posibilidades de devaluación (por las precisas razones descriptas más arriba) quedan descartadas. La lógica económica indicaría que una situación de apreciación real (dólar quieto-precios internos en alza), en el corto plazo, puede devenir en situaciones de desequilibrios macroeconómicos con punto de quiebre en una desaceleración del crecimiento.

Pero sorprendentemente, y como tantos pronósticos desacertados de los últimos años, las variables económicas no sugieren de ninguna manera dicha posibilidad: ¿Sera entonces que el 2011 ofrecerá tasas chinas con salarios de la convertibilidad?