BLOG DE LA CONSULTORA

Chi Square

Informe económico del mes de Octubre pasado-Publicación Noviembre.

Llegado noviembre y con tan solo un mes por delante para cerrar el año 2010, los pronósticos en materia inflacionaria que parecían ser generosos en sus cálculos iniciales (inflación entre el veinte y el veinticinco por ciento, se acusaba), al día de hoy estarían acomodando un nivel inflacionario más cerca del treinta que del veinte para todo el 2010.

Los movimientos en los precios de las últimas semanas parecieran indicar que los alimentos se plantaron desde diciembre del 2009 al día de hoy, en valores cercanos al treinta por ciento. Si bien el resto de los bienes de la economía sufrieron una desaceleración notoria en el último tiempo, en las últimas semanas parecen haber convergido al valor de los mencionados precios de los alimentos.

Estos valores sorpresivos siembran dudas sobre si la inflación empieza a desbandarse y puede superar con creces la barrera del treinta por ciento. La pregunta, seguramente algo obvia en el último tiempo, cobra relevancia si se considera que el 2011 es un año electoral y donde además (precisamente a causa de la inflación) la Argentina se encamina a una etapa de atraso cambiario (Ver nuestro informe de Octubre).

Desde hace un tiempo, el plan anti-inflacionario del gobierno jamás hecho público, parece guiarse por dos esquemas bien distintos, de cierto corte Keynesiano. Por un lado, se trata de una variable monetaria como el tipo de cambio. Aquí el gobierno ha sorprendido al mercado anclando el tipo de cambio en valores estrictamente menores a cuatro pesos por dólar, muy lejos de las estimaciones de principio de año (en Chi Square estimábamos un valor del dólar para diciembre del 2010 cercano a cuatro pesos con diez centavos por dólar).

Como la inflación (y sobre todo, la inflación esperada) depende, entre otra cosas, de la devaluación esperada, el gobierno al fijar el “ancla nominal” de tipo de cambio, logra erradicar unos cuantos puntos de la tasa de inflación. Durante el 2010, la devaluación del peso ha sido despreciable, y los valores actuales, obligan a repensar la estrategia monetaria en relación al tipo de cambio que se puede esperar por analistas y consultores.

En esencia, el programa monetario presentado tiempo atrás por el BCRA, estipula una expansión monetaria cercana al treinta por ciento. Sin mucho margen de error, es posible que la construcción de este número nos indique que el Banco Central esté considerando acompañar el crecimiento si la realidad indica aproximadamente lo siguiente: una inflación del veintitrés por ciento y un crecimiento real de la economía cercano al siete por ciento. En otras palabras, la expansión monetaria no acelera los niveles actuales de inflación, pero los avala y mantiene.

Un corolario de lo anterior puede verse de manera simple: si para el 2011, el BCRA emite en “baja cantidad”, el primer síntoma se podrá visualizar en el mercado de cambios, donde la escasez relativa de pesos implicará una apreciación del peso. En cambio, cualquier exceso de emisión por arriba del treinta por ciento, se visualizará en un tipo de cambio más alto y consecuentemente, una tasa mayor de inflación.

Un segundo aspecto se encuentra dentro de la política fiscal. Dentro de la estrategia oficial se encuentra el abaratamiento en las tarifas de ciertos servicios públicos. La subvención del precio es una herramienta fundamental para evitar subas escalonadas de precios, que ante un potencial retiro del subsidio, puede sufrir grandes saltos a causa del atraso relativo de estos precios en relación a los precios de otros bienes (donde cuyo precio queda determinado por las fuerzas del mercado).

Por lo tanto, son estas dos variables, el tipo de cambio y la política de subsidios, la piedra angular del gobierno no para combatir los niveles actuales de inflación, pero si para mantenerlos dentro del rango del veinte por ciento. Estos valores, algo irrisorios para los niveles internacionales, han demostrado cierta paradoja única en el mundo donde se han combinado altos niveles de inflación con altos niveles de crecimiento económico real

Como hemos sostenido más de una vez, los actuales inflación actual se explica por la inflación inercial, y esta inercia surge a su vez por los efectos retardados de la maxi-devaluación (2002) y la mini-devaluación (2008-2009) y sus consecuencias en otros mercados, como el de trabajo.