La depreciación del dólar desde comienzos de año responde a dos fenómenos simples. Por un lado, la “monetarizacion del déficit privado” que el gobierno de Barack Obama otorgó a los bancos y aseguradoras de los bancos, está empezando a distribuirse por diversos sectores de la economía real. Esto genera un aumento en la oferta de dólares y consecuentemente una depreciación del dólar contra el resto de las monedas.
Por otro lado, ante dicha depreciación y un nuevo shock de confianza en la economía mundial, inversores deshacen sus posiciones en liquido (monedas) y empiezan a construir nuevos portfolios con bonos y acciones.
Esta caída en la demanda junto con el aumento en la oferta, es lo que ha ocurrido desde marzo hasta el día de hoy y es lo que explica el deterioro de la moneda. Por caso, en Argentina, la cotización del billete estadounidense en el mercado cambiario minorista registró una caída durante el mes de Octubre por primera vez en los últimos 12 meses.
Consideramos que esta tendencia continuará en los próximos meses pero se revertirá en un año. Por este mismo motivo, en nuestra canasta de Commodity-Moneda del mes de Octubre, estimamos que serán necesarios 1,62 dólares para comprar un euro en los próximos seis meses, mientras que un año la cantidad de dólares necesaria para comprarlo será de 1,45 dólares. Esto sugiere una forma de “U” invertida, donde el máximo se alcanza en el mediano plazo para luego descender en el largo.
A nivel local, el movimiento del dólar tiene implicancias directas sobre la macroeconomia. El gobierno continuará interviniendo en el mercado de divisas con el propósito de evitar una apreciación del peso. Es por este motivo que, según nuestras estimaciones, el peso ira devaluándose progresiva y suavemente hacia su nuevo valor de convergencia: $4,18.
Debe considerarse, al mismo tiempo, que no hay motivos para llevar al peso significativamente por arriba de estos valores debido a las condiciones estructurales que surgen de los mercados en sí; principalmente las derivadas del mercado de empleo que no profundizaremos aquí dada la complejidad del tema.
Lo importante es entender que el mercado ha descontado dichos valores y por este motivo, la expectativa de devaluación ha moderado a la baja. Estos nuevos niveles inferiores en la expectativa devaluatoria ha reducido, junto a otras variables, la expectativa de inflación, que aún continúa en niveles elevados.
En materia de actividad, si bien no existe todavía un consenso en los números privados y públicos, sostenemos lo anticipado en los informes anteriores. La economía local cerrará el 2009 con una contracción cercana al 3%, mayormente explicada por una caída en la actividad en la primera parte del año y una recuperación en la recta final. Como anteriormente sostuvimos, estimamos un piso de crecimiento para el 2010 del orden del 4%.
Debe considerarse que este piso de 4% posiblemente se vea modificado de manera positiva como consecuencia del fenómeno de ingreso de capitales en países emergentes registrado en Octubre. Es muy pronto para inferir si el mismo será o no perdurable. Por otra parte, aunque en la lista de emergentes preferidos aparece en primer lugar Brasil; la reciente restricción de capitales impuesta por el país carioca, ha redireccionado el flujo.
La Argentina ha sabido capitalizar este nuevo apetito por emergentes, ya que la reapertura del canje de la deuda al igual que el acercamiento al Fondo Monetario Internacional, han reducido los niveles de interés y riesgo país significativamente. Todo esto ha devenido en una reducción significativa en la fuga de capitales.